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Lavado de cerebro

11-julio-2014

Julián López Amozurrutia

Un amable lector dirigió mi atención sobre un interesante artículo publicado la semana pasada en el blog de Nuria Chinchilla. La noticia a la que hace referencia no es nueva, se remonta a diciembre del 2011. Pero su contenido no es menos relevante hoy, justo cuando la "perspectiva de género" cunde en nuestro medio como el único planteamiento políticamente correcto.

Noruega es, sin duda, un ejemplo de país civilizado y moderno. La libertad, el respeto y la tolerancia parecen encontrar en el mundo nórdico un modelo insuperable. Fue allí, justamente, donde hace más de dos años se retiró la subvención pública al "Instituto Nórdico de Investigaciones de Género", de más de 56 millones de euros anuales. Una causa que influyó: la investigación del periodista Harald Eia, quien en su serie documental Hjernevask (Lavado de Cerebro) abordó la paradoja de la igualdad de género en su país.

El también sociólogo puso en evidencia, de un modo bastante divertido, la inconsistencia científica de esta ideología. El argumento en el fondo demuestra que con frecuencia determinados planteamientos "científicos" desde el punto de vista de las ciencias humanas olvidan por un prejuicio los datos de las ciencias biológicas. La determinación biológica de la diferencia entre varón y mujer es más relevante de lo que algunos quisieran aceptar.

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