[María Santísima]
Escribe para Mis hijos –
Soy Yo, vuestra Madre del Cielo, vuestra Reina y vuestro Refugio.
Venid a Mi Corazón, Mis pequeños.
Venid al Hogar y a la Ciudadela preparada para vosotros por el Padre para estos tiempos.
Refugiaos en Mi Inmaculado Corazón y no temáis.
¿Por qué es Mi Inmaculado Corazón vuestro refugio seguro, la fortaleza que os protege?
Porque es el Don del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santísimo de Dios – dado a vosotros en Amor, por Amor, y por medio del Inmenso Sufrimiento en la Cruz y al pie de la Cruz. Los dos Ríos de Dolor que se unen en la Gran Ofrenda y Reparación al Corazón del Padre.
No rechacéis este Don, hijos Míos. No lo penséis innecesario.
Cada Gracia y cada Don que sale del Corazón del Padre es una ayuda para vosotros, un Signo de Su Amor por Sus hijos, una protección contra las asechanzas del enemigo, y una oportunidad para cooperar con Su Plan, con Su Voluntad.[1]
NO DESPRECIEIS SUS DONES, hijos Míos.
Cuando Él habla, es porque debéis escuchar – pues Su Voz es Amor. Cuando os da, debéis recibir, porque Su Don siempre es Amor.
Hijos Míos – vosotros al menos – recibid Sus Dones, recibid todo cuanto procede de Su Corazón, de Sus Manos, puesto que son tesoros. Y en todos ellos está el Infinito, Todo Santo, Todo Hermoso Don de Su Hijo, de Su Jesús.
Así como Él es generoso en dar, Mis pequeños, os enseño a que seáis generosos en recibir.
Este acto de recibir lo que Él escoge daros es HUMILDAD, es FE, es OBEDIENCIA. Los tres actos y Virtudes de vuestra alma que os unen a Su Voluntad Perfecta, que os unen a Su Corazón.
El Corazón del Padre.[2]
Hijos Míos, no conocéis aún las profundidades infinitas de Su Corazón, de la insondable bondad y Misericordia que contiene.
Mis hijos, venid y morad en Mi Corazón, el Corazón de vuestra Madre, y Yo os mostraré – junto con Mi Jesús – el Corazón del Padre; para que Lo améis cada vez más, para que reconozcáis QUIÉN ES ÉL, y Conmigo, Le ofrezcáis vuestro amor y adoración y confianza. Cuánto deseo hacerle amar y adorar, Mis pequeños. Venid, y dadme este Gozo. [sonrisa suave]
Mirad, hijos Míos, qué veis a vuestro alrededor? El desmoronamiento de la sociedad, de Mi Iglesia, de las familias, de las almas mismas de Mis hijos. Mis pobres, pobres hijos. Mi pobre, pobre Iglesia. CUÁNTO SUFRIMIENTO INNECESARIO, Mis pequeños. CUÁNTO.
Me traspasa el Corazón. Lo hace sangrar.
Mirad otra vez, hijos, y ved el gran poder y dominio que Nuestro enemigo tiene sobre toda la creación. La oscuridad que está envolviendo a Mis hijos, y el horror – HORROR – al ver a esta oscuridad no sólo rodeando a Mi Iglesia – el Cuerpo Místico de Mi Hijo – sino saliendo de su interior[3], saliendo de ella, de aquellos que se han convertido en traidores de Mi Hijo y de todos aquellos que nunca Le han pertenecido.[4]
Cómo Me hiere el Corazón, hijos, el ver a esta oscuridad salir de Mi Iglesia, formada y llamada a custodiar y distribuir la Luz Divina de la Verdad.
¿En dónde está esta Luz ahora, Mis hijos? ¿Veis cómo se ha atenuado?
Esta Luz debería resplandecer desde cada alma – creada para estar unida a esta Luz por toda la eternidad.
La gran oscuridad que ahora cubre a toda la creación no es tan sólo la oscuridad del enemigo, de sus ataques, de sus asechanzas y maquinaciones, de sus mentiras y engaño.
Es la ausencia y el rechazo de la Luz de Dios en los corazones de Mis hijos, en las familias, en Mi Iglesia.
CUÁNTAS GRACIAS DE LUZ – DE SU AMOR HECHO LUZ PARA VOSOTROS – HAN SIDO RECHAZADAS, MIS HIJOS. CUÁNTAS.
CUÁNTAS AYUDAS DEL CIELO, DEL CORAZÓN DEL PADRE HAN SIDO NEGADAS, CONSIDERADAS INNECESARIAS, RECHAZADAS, POR MI IGLESIA.
CUÁNTO SE HA HERIDO AL CORAZÓN DEL PADRE.[5]
Mis hijos, ayudadme a consolar este CORAZÓN. Ayudadme a consolar Su Dolor.
Yo os muestro cómo ser verdaderos hijos Suyos – hijos que Lo reconocen como al Eterno y Amoroso Padre, digno de todo vuestro amor, de vuestra completa obediencia, de vuestra confianza, de vuestra sonrisa. [sonrisa suave]
La “sonrisa” del alma que recibe con amor y confianza todo cuanto el Padre ordena para vosotros, sabiendo que todo lo que Él hace y permite es parte de Su Plan para vosotros y para vuestros hermanos, para que estéis unidos a Él por toda la eternidad.
Hijos Míos, os enseño cómo ofrecerle a Él esta sonrisa – que es vuestra Fe y abandono a Su Voluntad – que Lo consuela y que atrae Su sonrisa sobre vosotros. [sonrisa]
Os enseño cómo ofrecerle a Él este consuelo en medio de vuestras penas y dolores, en medio de vuestros miedos y ansiedades, en medio de tanta oscuridad y confusión:
Refugiaos en Mi Corazón. Alzad vuestra vista a Mi Jesús. Recibid con corazón generoso todo cuanto el Padre os envía y concede.
NO RECHACÉIS SUS DONES.
CONMIGO, RECIBID TODO CUANTO ÉL HA ORDENADO PARA ESTA TREMENDA HORA.
Mis amados, hijitos de Mi Corazón, Mi fortísimo Ejército[6] – os amo.
Dejad que Yo os revista de la Luz Divina que nace del Corazón del Padre, por medio del Corazón Traspasado de Mi Jesús, por la Acción y el Poder del Espíritu Santísimo de Dios, y que mora en Mi Inmaculado Corazón.
Mis hijos, no temáis.
YO SIEMPRE OS AYUDARÉ. SIEMPRE, MIS PEQUEÑOS.
Os bendigo y os llamo a que entréis en el Refugio de Mi Corazón… [sonrisa suave]
[Continúa Jesús]
…Este Corazón[7] – el único lugar en toda la creación que nunca ha puesto obstáculo alguno a Mi Voluntad; que ha recibido TODA Mi Gracia, TODA Mi Luz, que Me ha recibido A MÍ en plenitud. El Corazón que YO MISMO no dudé en tomar como MI REFUGIO, como MI lugar de descanso. Mi propio Corazón tomó Carne de este Santísimo, Purísimo, Delicadísimo, Hermosísimo Corazón. Haced como Yo He hecho, Mis hijos.
Porque en este Corazón siempre encontraréis al MÍO, y sólo al MÍO. [sonrisa]
Bienaventurados los que entran en este Refugio.
Bienaventurados los que reciben Sus Palabras, pues son Mis Palabras.
Bienaventurados los que La aman y La honran, pues están unidos en este amor y honra con todo el Cielo.
NO DESPRECIÉIS MIS DONES, hijos.
LOS NECESITÁIS.
Os bendigo, Mis hijos.
Permaneced en MÍ.
Os amo.
Vuestro Jesús +
Vuestro Rey, vuestro Capitán.
Amen. Ya VENGO.
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[1] Por “Gracia y Don” entiendo que se refiere no sólo a la Gracia santificante y a todas las Gracias actuales, sino que también a todos los diferentes dones carismáticos y a todas las palabras, señales, misiones y acciones proféticas que Él concede.
[2] ¡Lo dijo con tanto amor y reverencia! ¡Hermoso!
[3] La imagen que se me vino a la mente mientras decía estas palabras es la de un cuerpo en que las células cancerosas lo han infectado casi por complete, y del hedor que sale de estas células cancerosas. Todavía hay células sanas en el cuerpo, pero el hedor de las células cancerosas se extiende por todo el cuerpo, y resulta difícil ver a las células sanas.
[4] Entiendo aquí que hace una distinción entre aquellos que fueron en un momento sinceros en su Fe pero que ahora han traicionado a esa Fe, y aquellos que intencionalmente se han infiltrado en la Iglesia para destruirla.
[5] Lo dijo con mucha tristeza y santa indignación – tratando de hacernos comprender lo que el rechazo de Sus Gracias le hace al Corazón del Padre.
[6] Lo dijo con una sonrisa y con orgullo Maternal – Su Ejército. (La palabra en inglés que usa para describir a su Ejército, “stalwart”, también puede traducirse como “leal”.)
[7] El Hijo que habla del Corazón de Su Madre – cuando dijo “Este Corazón” lo hizo con tanto amor, vehementemente, tratando de comunicar la belleza y grandeza del Corazón de Su Madre. No encuentro las palabras para poder expresar bien cómo lo dijo. Difícil de describir, pero me conmovió.