Una Monja o solo un disfraz?
Articulo bajado de un Blog El hereje de los herejes
Señor, líbranos de tu sierva
+Teresa Forcades se viste como una monja y se hace llamar "monja". Además de hablar como una "monja". Pero se comporta como un intrigante Maquiavelo que, lejos de divulgar la palabra de "su" Dios, articula un discurso con el único propósito de obtener beneficio inmediato.
Si debe usurpar la "tradición" religiosa, o mejor dicho y en el fondo, "recuperarla", eso no le importa. Si debe usurpar la legítima, aunque fantasiosa, voluntad de un grupo de seres humanos de constituirse como un país, eso no le importa. Si debe usurpar el lenguaje de las teorías de la conspiración, tan americano, a ella, enraizada de forma paradójica en el universo catalán, eso no le importa.
+Teresa Forcades miente y su vida es una, absoluta, mentira.
Tiempo atrás oí, no sin cierta dificultad, en televisión, mientras hacía alguna otra cosa, una voz con una cadencia cansina, aterciopelada y disonante al mismo tiempo, aquella que uno identificaría siempre con el de una vecina que quiere convencerte de algo inaceptable, en absoluta y completa posesión de la verdad, resonando, violenta en su modestia. Esa voz, venía a decir, y lo hacía con un acento absolutamente grotesco, en imperfecto castellano, "todo es mentira, las enfermedades, las curas". Y se refería a la Gripe A, que se ha llevado por delante a centenares de personas.
Pensé, "imagínate que mi padre, o mi hija, o mi mujer, ha muerto como consecuencia de contraer la Gripe A". No me importaría si esa enfermedad se "creó" en un laboratorio o no. No me importaría si hay un negocio alrededor de la vacuna. No me importaría nada.
Lo único que querría, es que viviera. Tú, como-te-llames, no me estarías ayudando. Y eso sin pensar en que la idea de que el virus de la Gripe A fue "recreado", o "re sintetizado" en un laboratorio, y luego utilizado con fines comerciales, se antoja tan absurda y tan rebatible a nivel científico como que la misión del Apolo XI a la Luna nunca llegó allí. O que los hombres-lobo existen y que la única forma de librarse de ellos, es disparando balas de plata.
Miré hacia el televisor y vi a una "monja", incluso más disfrazada que la mayoría. Hablaba con una vehemencia dulce, y muy estudiada; me hizo pensar en aquellos malditos emisarios de cualquier culto sectario, regalando librillos mal impresos en plena calle o inciensos hediondos. Pero claro, ellos, los falsos Testigos-de-Kirshna o cualquiera de sus combinaciones, desempeñan un miserable proselitismo propio de las abejas. Quieren que su reina esté bien atendida y más allá de su, insisto, miserable misión, no buscan nada más.
Pero, ¿y aquella mujer, +Teresa Forcades? Ella no. Ella es su propia reina, y quiere ser la de todos. Como Juan Carlos I; y como él, disfrazándose con ropajes de otras épocas, a la busca y en el disfrute de privilegios que son un insulto para el resto de mortales. Porque +Teresa Forcades es una industria en sí misma. Gracias a la Gripe A, que, siguiendo sus simplistas teorías de la conspiración podría haber construido / imaginado / "resintetizado" ella misma, escribe libros que venden miles de ejemplares, aparece en tertulias televisivas y radiofónicas, viaja a países como Venezuela junto a su pareja / vasallo / vasalla (sí, ella es así de alternativa; a nadie le importa y a mí tampoco, pero ayuda a perfilar al mentiroso personaje), adora al becerro Chávez y luego graba su impagable elegía, disponible en YouTube pero que no quiero enlazar por vergonzosa.
Así que este Guerrero del Hábito parasita a la izquierda y la derecha, a los incrédulos y a los creyentes; porque como producto pop, es igual de asimilable y aparentemente inocuo para ambos. Los setenta tuvieron a Don Diablo / Bosé y los dos mil diez, a Doña Dios / Forcades.
Pero he aquí que la situación se complica. +Teresa Forcades decide personarse en el proceso de independencia de Cataluña (para ella, "procés constituent"; elocuente oxímoron), emprender una carrera pseudopolítica en un viciado mundo pseudopolítico y ya no parasitar, sino enseñorearse de los cerebros pensantes (y no tanto) de todo el espectro, además de ejercer un imposible, impensable y lo que es peor, notorio, poder sexual.
Miradme. Puedo hacer lo que quiera bajo mi disfraz. Con énfasis en "bajo". Y en su significado más amplio.
Por eso, hoy, como hereje de herejes, quiero denunciar la impunidad de +Teresa Forcades. Trasunto de político o política, de verdad celestial o mentira terrenal, perfecta metáfora de los tiempos que nos ha tocado vivir.
Si la ven, huyan.
Del blog El hereje de los herejes
Señor, líbranos de tu sierva
+Teresa Forcades se viste como una monja y se hace llamar "monja". Además de hablar como una "monja". Pero se comporta como un intrigante Maquiavelo que, lejos de divulgar la palabra de "su" Dios, articula un discurso con el único propósito de obtener beneficio inmediato.
Si debe usurpar la "tradición" religiosa, o mejor dicho y en el fondo, "recuperarla", eso no le importa. Si debe usurpar la legítima, aunque fantasiosa, voluntad de un grupo de seres humanos de constituirse como un país, eso no le importa. Si debe usurpar el lenguaje de las teorías de la conspiración, tan americano, a ella, enraizada de forma paradójica en el universo catalán, eso no le importa.
+Teresa Forcades miente y su vida es una, absoluta, mentira.
Tiempo atrás oí, no sin cierta dificultad, en televisión, mientras hacía alguna otra cosa, una voz con una cadencia cansina, aterciopelada y disonante al mismo tiempo, aquella que uno identificaría siempre con el de una vecina que quiere convencerte de algo inaceptable, en absoluta y completa posesión de la verdad, resonando, violenta en su modestia. Esa voz, venía a decir, y lo hacía con un acento absolutamente grotesco, en imperfecto castellano, "todo es mentira, las enfermedades, las curas". Y se refería a la Gripe A, que se ha llevado por delante a centenares de personas.
Pensé, "imagínate que mi padre, o mi hija, o mi mujer, ha muerto como consecuencia de contraer la Gripe A". No me importaría si esa enfermedad se "creó" en un laboratorio o no. No me importaría si hay un negocio alrededor de la vacuna. No me importaría nada.
Lo único que querría, es que viviera. Tú, como-te-llames, no me estarías ayudando. Y eso sin pensar en que la idea de que el virus de la Gripe A fue "recreado", o "re sintetizado" en un laboratorio, y luego utilizado con fines comerciales, se antoja tan absurda y tan rebatible a nivel científico como que la misión del Apolo XI a la Luna nunca llegó allí. O que los hombres-lobo existen y que la única forma de librarse de ellos, es disparando balas de plata.
Miré hacia el televisor y vi a una "monja", incluso más disfrazada que la mayoría. Hablaba con una vehemencia dulce, y muy estudiada; me hizo pensar en aquellos malditos emisarios de cualquier culto sectario, regalando librillos mal impresos en plena calle o inciensos hediondos. Pero claro, ellos, los falsos Testigos-de-Kirshna o cualquiera de sus combinaciones, desempeñan un miserable proselitismo propio de las abejas. Quieren que su reina esté bien atendida y más allá de su, insisto, miserable misión, no buscan nada más.
Pero, ¿y aquella mujer, +Teresa Forcades? Ella no. Ella es su propia reina, y quiere ser la de todos. Como Juan Carlos I; y como él, disfrazándose con ropajes de otras épocas, a la busca y en el disfrute de privilegios que son un insulto para el resto de mortales. Porque +Teresa Forcades es una industria en sí misma. Gracias a la Gripe A, que, siguiendo sus simplistas teorías de la conspiración podría haber construido / imaginado / "resintetizado" ella misma, escribe libros que venden miles de ejemplares, aparece en tertulias televisivas y radiofónicas, viaja a países como Venezuela junto a su pareja / vasallo / vasalla (sí, ella es así de alternativa; a nadie le importa y a mí tampoco, pero ayuda a perfilar al mentiroso personaje), adora al becerro Chávez y luego graba su impagable elegía, disponible en YouTube pero que no quiero enlazar por vergonzosa.
Así que este Guerrero del Hábito parasita a la izquierda y la derecha, a los incrédulos y a los creyentes; porque como producto pop, es igual de asimilable y aparentemente inocuo para ambos. Los setenta tuvieron a Don Diablo / Bosé y los dos mil diez, a Doña Dios / Forcades.
Pero he aquí que la situación se complica. +Teresa Forcades decide personarse en el proceso de independencia de Cataluña (para ella, "procés constituent"; elocuente oxímoron), emprender una carrera pseudopolítica en un viciado mundo pseudopolítico y ya no parasitar, sino enseñorearse de los cerebros pensantes (y no tanto) de todo el espectro, además de ejercer un imposible, impensable y lo que es peor, notorio, poder sexual.
Miradme. Puedo hacer lo que quiera bajo mi disfraz. Con énfasis en "bajo". Y en su significado más amplio.
Por eso, hoy, como hereje de herejes, quiero denunciar la impunidad de +Teresa Forcades. Trasunto de político o política, de verdad celestial o mentira terrenal, perfecta metáfora de los tiempos que nos ha tocado vivir.
Si la ven, huyan.
Del blog El hereje de los herejes
