Bergoglio Desemascarado

Por Antonio Caponnetto
El Jesuita

Finalmente, ha salido a la luz el anunciado libro cuyo propósito es trazar una semblanza oficiosa y una biografía autorizada del Cardenal Jorge Mario Bergoglio.
Se trata de un largo reportaje, pautado y ejecutado prolijamente entre los autores y el personaje; y con la plena anuencia del entrevistado quien, además, promueve formalmente la obra desde la Agencia Informativa Católica Argentina. De modo que cuanto allí se dice debe darse por expresamente avalado y refrendado entre las partes. No hay lugar para el proverbial recurso a la descontextualización mal intencionada.
Los reporteros elegidos para tan singular retrato, retratan a la par las preferencias dialoguistas e intimistas del prelado: Sergio Rubín, el circunciso encargado de “los temas religiosos” en Clarín, y Francesca Ambrogetti de Parreño, la psicóloga social de la Agencia Ansa.
Párrafo aparte para el prologuista escogitado por Su Eminencia, el Rabino Abraham Skorka, ferviente justificador de las coyundas homosexuales, pues aunque “la opinión de la Biblia dice que la homosexualidad está prohibida, en una sociedad democrática hay que apelar a informes antropológicos y sociológicos […] Estamos viviendo en una realidad democrática y sabemos perfectamente bien que existen personas que tienen una sexualidad definida en otro sentido respecto de la concepción bíblica” (Cfr. Agencia Judía de Noticias, 30-6-2008, www.prensajudia.com/shop/detallenot.asp ).
La democracia por encima de la Ley de Dios. ¡Presentador acorde a sus criterios políticamente correctísimos se buscó el Pastor!
Son simples los datos bibliográficos de la obra, para quien quiera ubicarla: Sergio Rubín, Francesca Ambrogetti, El Jesuita. Conversaciones con el Cardenal Jorge Bergoglio, S.J, Buenos Aires, Vergara, 2010, 192 ps.
Castellani contaba que el torpón de Franceschi lo reprendió por aquella humorada de “Las Canciones de Militis”, pues –según él- tal título evocaba “Les chansons de Bilithis” de Pierre Louis, un libro presuntamente inmoral. Bergoglio tuvo más suerte, o no, según se mire. Porque El Jesuita es el mismo título de una obra decididamente anticristiana de Rubén Darío, pero nadie le sugirió que lo modificara. La verdad es que al acabar este inicuo libelo bergogliano, la voz otrora impía del nicaragüense parece hallar, al menos en este caso, su justificación más plena:
“Bien: ahora hablaré yo.
Juzga después, lector, tú:
el jesuita es Belcebú
que del Averno salió”.
Jorge Mario Bergoglio. El Jesuita. De él tratan las páginas que a continuación reseñamos.

Antes era fanfarrón, ahora soy perfecto
Varias obsesiones recorren estas cartillas. Y nada se ha improvisado para darles cauce.
Bergoglio necesita probar que él es un hombre humilde, modesto, austero. Un pibe de barrio que puede hablar de fútbol y de tango –como de hecho lo hace y con abundancia- lo más alejado posible de la imagen tradicional de un Príncipe Cristiano. Acorde con los tiempos y los gustos, y con la línea vulgarizante impuesta por alguno de sus antecesores, lo estimable ya no será el señorío jerárquico sino el muchachismo populista. No la estricta ortodoxia sino la mirada plural, contemporizadora, con calculados barnices de herejía. Tampoco y mucho menos la actitud magistral de quien por ministerio debe ser tenido como Maestro de la Verdad. Por el contrario, lo estimable será la duda, la vacilación, el enjuague, el espacioso mundo donde las ideas se pueden negociar, como quería John Dewey. “Alguien puede pensar que un creyente que llega a Cardenal tiene las cosas muy claras”, le plantea la dupla interrogadora. “No es cierto”, le asegura enfáticamente el interrogado (p. 53). Y en él, tan mísero aserto es verdad pura, patética y funesta.

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