FELIZ MÍA, UNA VIDA DE CUATRO HORAS
Ayer recibí una noticia. Una bebita que venía con muy pocas probabilidades de sobrevir. Llegó al mundo y llegó rodeada del inmenso amor que sus papás tuvieron por ella, llegó y el agua bautismal esperaba por ella. Y..... después de apenas 4 horas volvió a la Casa del Padre. Misión cumplida. En cuatro horas, derramó en el corazón de sus padres , en sus abuelos y en su familia todo el amor que tenía. Ya el mundo no será igual que antes de su llegada ..... y de su partida.
Transformando en amor el dolor se va al cielo y ahora los que la esperaron, la recibieron y la despidieron estarán deseando que un día todos juntos se abracen. Las lágrimas la han acompañado, es cierto, pero la paz y el amor están en cada gota derramada aunque sean muchas y durante todo el tiempo que haya que esperar. Ella tan pequeñita supo ser parte del plan redentor de Dios y sus padres pueden sentirse felices en medio de su tristeza de haber cooperado con el amor de Cristo.
Feliz, Mía, que no tuviste que estar mucho tiempo separada de Dios. Feliz Mía, que miras cara a cara a tu Redentor. Tu sonrisa ha de grabarse en el corazón de tus papitos, que ahora lloran, pero que son bienaventurados porque llevaron a cabo, cabalmente, la volundad de Dios para ellos y para ti.
