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El Santo Padre para los divorciados y vueltos a casar.

Hay que encontrar la forma de que vuelvan a la Iglesia los pecadores.
Quizá el Santo Padre esta buscando los medios para que los divorciados, en los que su matrimonio no fue valido por alguna causa, y se han vuelto a casar (civilmente) se acerquen a la Iglesia, promuevan la anulación de su matrimonio, y se casen como DIOS manda.
Aunque el Santo Padre no lo haya dicho directamente, siempre hay que tener la mejor voluntad, no solamente con el Santo Padre, sino con todos nuestros hermanos.
El echo de que vivan en pecado, no quiere decir que no debemos de luchar para que dejan de vivir en él. A lo mejor algunos no podrán anular su matrimonio, pero también este nuevo intento debe ser un medio por el que se les mueva el corazón al interés de volver a la Iglesia, y ya una vez sembrado ese interés, algunos tengan más disposición a volver, a pesar de que no se les acomodaron las cosas como ellos querían.
Eso en lo referente a lo de lo matrimonios "vueltos a casar".
Hay muchas reflexiones de muchas cuestiones, en las que no debemos de creer que nuestro criterio es el mejor, no debemos pensar que nosotros lo haríamos mejor.
En la sentencia: "No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido." se nos invita a una caridad y humildad que muchas veces supera nuestras fuerzas y nuestra capacidad, por eso debemos confiar mucho en NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, que nos invita invertir esas energías, que muchas veces son inducidas en el mundo por el enemigo malo, por cambiar todo con nuestras propias fuerzas.
Si bien NUESTRO SEÑOR sabe sacar bienes de los males, nosotros tenemos que confiar en EL con verdadera FE. La verdadera FE es muy extrema, por que con la humildad y nuestra conversión, con el abandono del pecado en el sacramento de la reconciliación, con la comunión con NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, podemos ver que aquello que nosotros no hacemos bien, o muchas veces muy mal, en nuestra deficiencia humana, se transforma en un bien para nosotros y para los que nos rodean. Esa misericordia divina solo puede obrar requiere para obrar: una profunda humildad, un amor muy grande a NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO y pedírselo con confianza, saber dejar todo en sus manos, como niños impotentes. "De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos".
"Alabado sea JESUCRISTO"